miércoles, 31 de octubre de 2012

El mariquelo

El 31 de octubre de cada año El Mariquelo cumple puntualmente la tradición de subir a la torre de la Catedral Nueva de Salamanca en agradecimiento a Dios porque el terremoto de Lisboa no dañó apenas la ciudad ni hubo víctimas mortales en Salamanca.

El mariquelo es así llamado porque en tiempos, pertenecia a la familia de los Mariquelos.

Fue el 31 de octubre de 1755 cuando se registró un fuerte seísmo en las costas del Cabo de San Vicente con una magnitud en torno a 9 en la escala de Richter y provocó un tsunami que afectó a buena parte de Europa Occidental y el norte de África.

En Salamanca se dejaron sentir los efectos del terremoto y la población, asustada, se refugió en la recién construida Catedral Nueva, finalizada en 1733. Sobrevivieron, quedando la torre ligeramente inclinada. Por eso, en conmemoración de aquel día, el Cabildo catedralicio de Salamanca estableció que todos los 31 de octubre subiera alguien a la torre para tocar las campanas y dar gracias a Dios y pedir que el terrible suceso no se repitiera.

Fue entonces cuando se instauró la tadición de que el Mariquelo subiera todos los años. El último mariquelo de la familia fue don Fabian Mesonero Plaza, que dejó de subir al cimbalillo en 1977. En 1985, Ángel Rufino de Haro rescató el rito hasta la actualidad y ataviado con el traje charro, sube hasta la bola que se alza en el punto más alto de la torre y una vez allí, toca una charrada con la gaita y el tamboril.

Desde el año 2009, el Cabildo Catedralicio limitó a la base del cupulín de la Catedral el ascenso de "El Mariquelo" para garantizar la "seguridad" en una subida peligrosa.


2012




2011


martes, 30 de octubre de 2012

La Cueva de Salamanca

Situada en la Cuesta de Carvajal nos encontramos con la Cueva de Salamanca.
 
La cueva de Salamanca
La Cueva de Salamanca
Muchas son las historias que se cuentan sobre este lugar. Se cree que la Cueva está levantada sobre un cementerio celta o sobre un templo dedicado al sol en la colina de San Isidro. Como era tradición en la época, se construyeron sobre tales ruinas paganas diferentes iglesias que fueron destruidas por los continuos asedios que sufría la zona. En el s. XII se construyó la Iglesia de San Cipriano o San Cebrián, santo patrón de los magos, cuyo culto fue traído por los legionarios.

Alrededor de la zona y de esa cueva, se forma una leyenda oscura, motivo por el cual Isabel la Católica la hizo tapiar, pero no evitó que la historia y la leyenda viajaran por Europa y llegaran a las Américas recién conquistadas.
 
En el s. XV se empezó a derrumbar y en el XVI se usaron sus sillares para construir la Catedral Nueva. Tras la destrucción total de la iglesia en el s. XVI, en 1580, terminó siendo el trastero de una carbonería. En los años 90 se realizaron numerosas excavaciones en el lugar, cuyos resultados están expuestos en las instalaciones de la Cueva. Junto a la entrada se instaló en 1993 un busto obra de Agustín Casillas, del insigne salmantino Enrique Torres Villarroel,  escritor, matemático, médico, hombre curioso y polifacético. El busto destaca sobre todo por la expresión enigmática de Torres Villarroel y la imagen de una lechuza en el anverso. Torres Villarroel estaba vinculado a la magia y publicaba cada año un almanaque con profecías, algunas de las cuales se llegaron a cumplir.
Torre del Marqués de Villena
Torre del Marqués de Villena
Actualmente pueden visitarse estos restos y la Torre de Villena, que está al fondo, que si bien no es de gran valor arquitectónico, se pueden disfrutar unas vistas estupendas de las Catedrales, San Esteban…

Cierto es que los estudiantes llegados a Salamanca pasaban más de 7 años dedicados a sus estudios. Algunos, aburridos de los estudios ortodoxos se juntaban para estudiar otras cosas que no se impartían en la Universidad y llegaron estudiantes y magos de toda Europa. Prueba de ello es que en la Divina comedia de Dante se habla de un personaje que se encuentra en el infierno. Este personaje llamado John Escoto, fue uno de los magos y adivinadores de más prestigio de Europa durante esta época y estuvo en Salamanca formándose en estas artes.
 
Se cuenta, que el demonio daba clases de Ciencias Ocultas, Nigromancia y adivinaciones a la luz de una vela incombustible a 7 estudiantes durante 7 años. Al finalizar este periodo de estudio, uno de ellos se quedaba allí como pago. En el s. XV, el marqués de Villena, que ni era marqués ni estudiante, dijo que le había tocado a él quedarse tras el sorteo, pero gracias a las artes aprendidas del mismo Lucifer, consiguió engañarle haciéndole creer que era invisible, cuando en verdad sólo se había escondido en una tinaja. Aprovecho el desconcierto del Maligno para salir a la calle y huir, aunque dejó allí su sombra para que no le delatase en la huida.
 
También se dice que en Salamanca hay una gran cueva, la de San Cipriano con 4 entradas, la Cueva de la Peña Celestina, la Cueva de la Peña de Hierro o de los Múchares, la cueva de la Peña Pobre donde se sitúa el convento de San Jerónimo y la cueva de Hierro en la Facultad de Farmacia.

Se cuentan historias del hombre sin sombra en las guerras de Flandes y por toda Europa, La fama de ciudad mágica se extendió por el mundo y así en Latinoamérica se llaman Salamancas a todas las cuevas dedicadas a cultos mágicos y salamanquesas a determinadas iguanas o reptiles con poderes mágicos.
 
Cervantes, con su popular entremés “La cueva de Salamanca” dará universalidad a este lugar y a esta leyenda que pervivía a través de los siglos. Tras la publicación, muchos viajeros se detenían a conocer aquel lugar que en tiempos había sido refugio de magos y quiromantes.
Estudiante -  La ciencia que aprendí en la Cueva de Salamanca, de donde yo soy natural, si se dejara usar sin miedo de la Santa Inquisición, yo sé que cenara y recenara a costa de mis herederos; y aun quizá no estoy muy fuera de usalla, siquiera por esta vez, donde la necesidad me fuerza y me disculpa; pero no sé yo si estas señoras serán tan secretas como yo lo he sido.
Pancracio  - No se cure dellas, amigo, sino haga lo que quisiere, que yo les haré que callen; y ya deseo en todo estremo ver alguna destas cosas que dicen que se aprenden en la Cueva de Salamanca.

Washington Irving en su narración "El Soldado encantado" incluida en Leyendas de la Alhambra dice:
La cueva de San Cipriano, en Salamanca, es un lugar del que muchos han oído hablar, pero cuyo emplazamiento exacto nadie puede afirmar con certeza cuál era. En tiempos remotos vivió en ella un astrólogo, versado en las artes de la quiromancia y que, al decir de las gentes, tenía profundos conocimientos de todo cuanto a plantas medicinales se refería. Pero, desde hace ya siglos, está cerrada sin que a nadie le preocupe demasiado dónde se encontraba en realidad. Los viejos del país, sin embargo, afirman que la entrada a esa cueva se hallaba donde hoy se encuentra la plazoleta del seminario Carvajal, cerca de la cruz de piedra que se eleva en el mismo centro. Y esa tradición la confirma en cierto modo la siguiente leyenda. Escuchadla:...”


También el escritor escocés Walter Scott se hizo eco de la cueva en uno de sus poemas "The Ride to Melrose" ( El paseo a Melrose):
A wizard of such dreaded fame               Un mago de fama temible tal
That when, in Salamanca's cave,             Que cuando, en la cueva de Salamanca
Him listed his magic wand to wave,        Él aparece con su varita mágica en ola
The bells would ring in Notre Dame.      Las campanas sonarían en Notre Dame.

 
Juan Ruiz de Alarcón escribió "La cueva de Salamanca" una comedia publicada originalmente en la Parte primera de las comedias de don Iuan Rvyz de Alarcón y Mendoza en 1628.
 Marques: La parlera fama allí
                 ha dicho que hay una cueva
                 encantada en Salamanca,
                 que mil prodigios encierra;
                 que una cabeza de bronce,
                 sobre una cátedra puesta,
                 la mágica sobrehumana
                 en humana voz enseña;
                 que entran algunos a oírla,
                 pero que de siete que entran
                 los seis vuelven a salir,
                 y el uno dentro se queda.
                 Yo, de esta ciencia curioso,
                 incitado de estas nuevas,
                 supe de la cueva el sitio
                 y partíme solo a verla.
                 La cueva está en esta casa,
                 si no mintieron las señas;
                 pero que verdad dijeron
                 muestra el hallaros en ella,
                 porque, si no es por encanto,
                 imposible es que cupieran
                 dos hombres que son tan grandes
                 en casa que es tan pequeña.

De cualquier manera siempre nos gusta oír historias y leyendas. Cierto es que en la oscuridad de la noche, con el sonido del aire en las hojas de los árboles que rodean la cueva uno se deja llevar por la leyenda y siente... algo...
 

miércoles, 3 de octubre de 2012

San Juan de Sahagún (1430-1479) Patrón de Salamanca

Es el patrón de Salamanca desde 1868 y su festividad se conmemora el 12 de junio. Es el patrón tanto de la villa de Sahagún como de Salamanca.
 
Cartel de las Fiestas de San Juan de Sahagún 2012
Cartel de las fiestas en honor
 al Santo Patrón (2011)
 
El 24 de junio de 1430 en Sahagún, un pueblo de León, nació Juan González Martínez. Hijo de Juan González del Castillo y Sancha Martínez que al no concebir descendencia iniciaron una campaña de ayudas a los pobres, oraciones, novenas, ayunos, modestas aportaciones a iglesias, obras de caridad, y ofrecimientos y todo cuanto pudieron para tener un hijo. Nació Juan que encaminó desde muy pronto su vida al sacerdocio y no a las armas como su padre deseaba.

Se educó con los Benedictinos en su pueblo, era buen estudiante, dócil y de buen carácter aunque no exento de gran temperamento, llamó la atención por su férrea voluntad y personalidad causando admiración al obispo de Burgos D. Alonso de Cartagena, que le apadrinó en los primeros estudios teologales, dándole el cargo de Secretario Canónigo de la Catedral.

Pero Juan, no quería cargos y rogó al Obispo le nombrara sacerdote de la parroquia más pobre de la ciudad de Burgos siendo enviado a la parroquia de Santa Águeda en el arrabal no pudiendo el obispo contradecirle por ser sus explicaciones tan razonadas y por su carisma. Ejerció unos años ayudando a todos los feligreses, a los pobres, tullidos y necesitados siendo querido y respetado, hasta que decidió marchar a Salamanca.

Llegado allí se matriculó en Teología en la Universidad, cursando estudios durante cuatro años, compartiendo estos estudios con las tareas en las cocinas fregando y lavando platos en el Colegio de los Agustinos, acabó sus estudios y siendo ya Doctor seguía desarrollando esta labor que lejos de avergonzarle le ensalzaba y otros sacerdotes y novicios le imitaban. En una ocasión le pusieron a servir vino en una comida de novicios y dándole una vasija, que aún se conserva, San Juan sirvió a muchos comensales sin que se agotara el vino, dándose cuenta los presentes quedaron maravillados y, aún, sobró vino.

Todo el trabajo lo hacía con humildad, penitencia y paciencia expresando su rostro una alegría. Trascurría su vida orando y dando sermones siendo un magnifico predicador y escribiendo algunas obras y disertaciones hasta que un día al acostarse sintió leves molestias y al poco empezó a sentirse enfermo. Los doctores que le asistieron declararon que tenía una dolencia desconocida que no acertaban a diagnosticar Esta dolencia le apartó de sus quehaceres y de las calles que tanto gustaba dejándole postrado en cama.
Monumento a San Juan de la Cruz
San Juan rezó y rezó prometiendo a Dios si sanaba redoblaría sus esfuerzos en la fe y consagraría su vida como religioso, lo cuenta él mismo: "lo que pasó aquella noche entre Dios y mi alma Él sólo lo sabe y luego, a la mañana, fuíme a San Agustín, alumbrado por el Espíritu Santo y recibí este hábito". Era el 18 de junio de 1463 fecha que adopta el nombre de Fray Juan de Sahagún. Al poco tiempo empezó a mejorar con gran sorpresa de sus doctores que no conocían cura salvo arriesgada operación. Recuperó plenamente la salud y entró a formar parte activa en la Comunidad de Religiosos Agustinos.

Ya en el convento de los Reverendos Padres Agustinos en Salamanca, llegó con fama de Santo donde el reconocimiento de la comunidad se hizo patente. Juan de Sahagún era muy elocuente y sus sermones y homilías causaban honda impresión en los feligreses y novicios. En cierta ocasión fue invitado a una ponencia en el Colegio de San Sebastián y dando un discurso a los colegiales del Colegio Mayor de San Bartolomé, habló de Dios y de pasajes de la Biblia de tal manera que asombró a los presentes. Su disertación fue tan clara, precisa y con un fundamento aplastante demostrando tan amplios conocimientos, que le rogaron que admitiese la beca de Capellán en el mismo Colegio. Todo el mundo quería conocerle y oírle hablar.
 
Por aquella época había en Salamanca dos bandos el de San Benito y el de Santo Tomé,  rivales que se despedazaban verbal y públicamente. Estas disputas traían muertes, venganzas y rencores.
 
San Juan de Sahagún habló con ellos, en la hoy llamada Casa de la Concordia. Les expuso la forma de vivir, la poca importancia de los bienes terrenales, la importancia del alma y del amor, a lo que ambos discrepantes se acongojaron viendo su mirada limpia y serena y arrepentidas aquellas familias entre los que contaban los Maldonados, Gil, González, Anayas, Acebedos, Nietos, Arias, Lozano, y otras relevantes firmaron un documento público, que avalaba la paz entre todos dando fin a las disputas de los bandos. En el arco de esta casa se conserva la siguiente inscripción: «Ira odium generat concordia nutrit amoren» «La ira engendra odio, la concordia nutre el amor»

Juan de Sahagún acrecentaba su fama, estudiaba la Biblia y trasmitía sus conclusiones, rezaba horas y horas y daba sermones en cualquier parte, la gente se embobaba embelesada y aquellos que no llevaban una vida ordenada y no tenían un comportamiento adecuado cambiaban de actitud al escucharle. En realidad, era un hombre carismático, amable, visitaba enfermos, unía las familias desarraigadas, asistía a los moribundos y ayudaba a los pobres.

En la confesión adquirió fama de severidad, no entendía la hipocresía de aquellas personas que se confesaban para que las vieran y luego pecaban, San Juan le daba charlas y reprimendas, pero con su cariñosa actitud la gente quedaba prendada y salían con el propósito de enmendar sus vidas y reformar sus vicios, tal era que los hombres abandonaban sus amantes y volvían a sus casas con sus mujeres.

Sus homilías eran muy largas y gustaba de recrearse pues veía a Dios en sus Eucaristías, aun así la gente se agolpaba para escucharle.

Sus milagros se extendían, no tenia preferencias, huérfanos, enfermos, los más pobres y ancianos, eran tan importantes como ricos y caciques, amaba a todos por igual y ayudaba a los desvalidos, desprotegidos y débiles, recogía limosnas y buscaba albergues o asilos a las lozanas y adolescentes muchachas desprotegidas y en peligro, a las que alojaba con familias honradas, para que las protegieran y educaran en la fe.

Cuentan que realizó más de doscientos milagros, entre ellos los más celebres son:
 
Placa en la Calle del Pozo Amarillo
Placa Conmemorativa
Por el año 1475 en la calle del Pozo Amarillo, céntrica calle de Salamanca, un niño se cayó a un pozo muy profundo que allí existía. Pasó San Juan de Sahagún y asomándose al brocal alargó el cordón del su sotana para que el niño lo cogiera. Al no llegar a alcanzarlo San Juan hizo subir el nivel de agua hasta que el crío, llorando logró llegar a la boca del pozo y salir mojado y asustado con gran alegría de su madre. Las gentes aplaudían y el Santo se escabulló entrando en el mercado y poniéndose un cesto a la cabeza para despistarlos pero fue rodeado por los niños que le seguían y éste sonriendo estuvo haciéndoles saltos y burlas, lo que les causó gran alegría convirtiendo el día en fiesta y bailes. Existe una placa actualmente conmemorándolo.

En otra ocasión caminando por una calle de Salamanca, San Juan de Sahagún fue alertado por los gritos de la muchedumbre. El algarabío era causado porque un toro bravo correteaba por las calles tras haber escapado de su chiquero. El animal embestía a todo aquel que por allí pasaba San Juan de Sahagún se plantó ante él y le dijo “Tente Necio”, a lo que el toro se quedó manso y no opuso resistencia a su retorno al corral como si de un perrillo se tratara. Llevando el nombre esta calle de Salamanca de Tentenecio.

La distribución de la pobreza y la riqueza le preocupaba mucho,  los maestros albañiles pagaban mal y tarde a los obreros y los terratenientes tenían brazos a cambio de jergón y migajas de pan. Esta preocupación y las palabras de San Juan para corregir este problema hizo que en los pueblos latifundistas no le dejaran entrar y cuentan que un terrateniente envió dos mocetones para que pegaran una buena paliza a nuestro Santo. Éstos, envalentonados por tan fácil trabajo de pegar a un cura, le emboscaron a lo que Juan les miró sonriente, en su mirada había un calor y tanto afecto que se sintieron aterrados y fueron incapaces de controlar sus temblores, preguntándoles San Juan por sus temores, confesaron que le iban a golpear y no pudieron ni mover un dedo asistidos de un una gran congoja. San Juan los consoló y les ordenó que se marcharan y enmendaran. Al volver junto a su amo, éste se sintió indispuesto y moribundo mandando llamar al santo para que le perdonara, llegado éste de vuelta el enfermo sanó.
 
Con sus rezos rogó al Señor que librara a la ciudad de Salamanca de la peste negra o tifus mientras él viviera, la cual ni apareció por la ciudad en ese tiempo.
 
Y sucedió que un noble llamado Iñigo tenía una amante llamada Isabel que al escuchar los sermones de San Juan de Sahagún en la en la iglesia de San Blas, decidió apartarse totalmente de aquella, mala y diabólica mujer la cual despechada exclamó: "ya verá el tal predicador, yo haré que no termine con vida este año" y sustituyó al médico que trataba al santo de alguna dolencia por un asesino al que  mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar.

Las sequías imperaban, el incipiente verano era asfixiante y llevaba mucho tiempo sin llover, las cosechas se perdían, San Juan viéndose en brazos de la muerte, dijo que apenas llegara al cielo pediría al Santo Padre agua para su querida Salamanca, nada mas morir empezó una época de abundantes lluvias que arreglaron las cosechas.

A su llorada muerte, acontecida el 11 de junio de 1479 dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada y la vida espiritual de sus oyentes renovadas de manera admirable. San Juan dejó dicho: Sepan que si Dios no da herederos, que es, porque el Señor quiere que lo sean los pobres.
 
Medallón en honor al Santo en la Plaza Mayor
Medallón del Santo en el Pabellón
 de Petrineros de la Plaza Mayor

Su humanidad será irrepetible, venerado por Salamanca, sus Artes y su Universidad, muestran Orgullosas su Patronazgo y le rinden un perpetuo Homenaje. Muchas personas y vecinos de toda España han seguido los consejos de San Juan y han dejado sus bienes a los pobres.

Fue beatificado por el papa Clemente VIII en 1601 y canonizado por el papa Alejandro VIII en 1691.

martes, 2 de octubre de 2012

Nuestra Señora la Virgen de la Vega. Patrona de Salamanca

La Virgen de la Vega es patrona de Salamanca desde el año 1610 y consagrada como tal en 1653. Comparte patronazgo con San Juan de Sahagún.

Nuestra Señora la Virgen de la Vega
Detalle del retablo de la Catedral Vieja
La celebración de la festividad de la patrona de Salamanca es el 8 de septiembre, día en que comienzan las Ferias y Fiestas de la ciudad. Antiguamente se acababan el día de San Mateo (21 de septiembre) pero de unos años acá terminan el fin de semana en torno al día 15.

Cuenta la leyenda que la Virgen ayudó a los salmantinos y los defendió del asalto de las tropas que querían invadirla en 1706 durante la Guerra de Sucesión Española.
 
La talla de esta virgen, de estilo románico, según el modelo bizantino de la Virgen con el Niño, era la titular del monasterio salmantino de Santa María de la Vega, situado en la vega del río Tormes, perteneciente a los canónigos regulares dependientes de los de San Isidoro de León. Ante la ruina de esta iglesia, fue trasladada a otra y más tarde al convento de San Esteban, donde permaneció de 1842 a 1904 que es cuando se instaló definitivamente en el altar mayor de la Catedral Vieja.

En la Plaza Mayor y en las dos catedrales hay un jarrón de azucenas en honor a la pureza de nuestra patrona.
 
Por su técnica se ha datado a finales del siglo XII; la escultura mide 72 centímetros de altura. Se compone de dos figuras, la Virgen con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda. Está realizada en madera y recubierta de piezas de cobre dorado y ornamentos formados por cabujones de pedrería de colores. El rostro de la Virgen y la cabeza del Niño junto con las manos de ambos son de bronce fundido y sin dorar. Los ojos en la cara ovalada de la Madre son de azabache y el rostro del Niño con unas facciones infantiles, recordando ya al estilo gótico, presenta los ojos de vidrio azul.



Nuestra Señora la Virgen de la Vega
Nuestra Señora la Virgen de la Vega
Las vestiduras son de chapa modelada a martillo sobre la madera tallada y sujeta a ella por medio de clavillos también de cobre. Los adornos de cabujones llevan piedras azules, verdes y rojas. La cabeza de la Virgen está cubierta con un velo y sobre éste una corona real moderna sustituye a la anterior.

El Niño está sentado en la rodilla izquierda de la Virgen y ambos colocados sobre un trono. La talla procede del antiguo Monasterio de la Vega, de ahí su nombre. El trono no tiene respaldo, está esmaltado y sus partes frontales están adornadas con querubines dentro de aureolas. En todo alrededor del trono, dentro de unos arcos se encuentran unas figuras en relieve, esmaltadas sobre un fondo dorado, representando a los apóstoles. Los colores empleados son el azul turquesa, azul cobalto, rojo, verde, amarillo, negro y blanco alternados.

 
El 30 de agosto se inicia una Novena en honor a la Virgen y el día 7 de septiembre a las siete de la tarde y desde hace más de 20 años se hace una ofrenda floral que sale en procesión desde la iglesia de la Santísima Trinidad del Arrabal, al otro lado del río, en la vega del Tormes, donde cuentan que antiguamente estaba la ermita dedicada a la Virgen. Para la procesión de la ofrenda floral se lleva una copia de la Virgen debido a su alto valor artístico.
 
Ofrenda floral
Ofrenda Floral a la Virgen de la Vega
La Virgen es seguida por un montón de asociaciones y personas vestidas a la vieja usanza, con su traje charro y recorre tras su paso por el Puente Romano calles como Tentenecio, Libreros, Compañía, Meléndez, entre otras, hasta llegar a la Plaza Mayor, desde ahí por la Rua Mayor finalizando el desfile en la Plaza de Anaya, en donde, junto a la Catedral Nueva hay una estructura metálica en la que colocarán los ramos de flores. Durante todo el trayecto no paran de sonar tamboriles, castañuelas y bailes charros. Unas charras portan a la Virgen y otras portan las andas con flores.
 
El Sr. Alcalde de la ciudad, el párroco de Tejares y el presidente de la Asociación el Tarje Charro, organizadora del acto, son los primeros en depositar su ramo, tras dirigir unas palabras a los presentes, y también a la Señora, la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca.


Abre, Madre, tus brazos al pueblo que a Ti llega
 en dulce servidumbre de esclavitud de amor
 Salamanca te aclama ¡oh Virgen de la Vega!
 sus vidas te ofrece, sus almas te entrega,
 es tu gloria su gloria y es el tuyo su honor.
 
Fuiste humilde y piadosa, prudente, casta y pura
 y Dios, al contemplarse se enamoró de Ti.
 Yo quiero que mi vida refleje tu hermosura
 y anhelo que mi alma, de tu favor segura,
 imite tus virtudes y te halles junto a mí.
 
Tu nombre es ambrosía de labios infantiles
 que te dan en sus besos su gracia y su candor.
 Es tu nombre poema de sueños juveniles
 y es la rosa encendida de divinos pensiles
 donde vierte su llanto, contrito, el pecador.
 
Eres rico tesoro, soberana grandeza
 del pobre y del humilde que llega a tu mansión
 y con gesto de ruda, castellana franqueza,
 de rodillas postrado, te ofrece, cuando reza,
 la joya inmaculada de un puro corazón.
 
Tu amor es luz que inflama los cristianos hogares
 y florece en las aulas de mi Universidad;
 e ilumina los templos de dorados altares:
 y brilla en los palacios de piedra seculares
 y en la hoguera de oro que es mi vieja ciudad.
 
Te canta el sabio austero que en sus libros se afana
 y el juicioso estudiante que aprende su saber
 y el monje con sus rezos al toque de campana;
 y el labriego creyente que surca su besana
 y el obrero en el duro trabajo del taller.
 
A tus plantas se postra la madre dolorida
 y el marcial caballero que marcha a pelear;
 y te invoca el enfermo que intuye su partida;
 y el santo sacerdote que busca en Ti la vida
 que tus brazos sostienen como en cuna y altar.
 
¡Oh, Virgen de la Vega! En la vida y la muerte
 Salamanca es tu trono, tu templo y tu heredad.
 Para que nunca deje de ser tu pecho fuerte.
 ¡Para que cifren siempre sus glorias en quererte,
 bendice hoy a tus hijos, bendice a tu ciudad!


Ofrenda floral 2012