viernes, 25 de abril de 2014

El lunes de aguas


Los orígenes de la celebración del “Lunes de Aguas” los encontramos en el siglo XVI. Es una fiesta pagana, celebrada el lunes siguiente al Domingo de Resurrección. Hoy día no tiene sentido alguno, pero se sigue celebrando el Lunes de Aguas, eso sí, en familia, siendo una jornada en el campo, tranquila y divertida, con tortilla, mejillones, vino y, por supuesto la gran estrela: el HORNAZO.

Y decimos que no tiene sentido porque según cuenta la tradición,  dada la cantidad de mancebas que vivían en la ciudad estudiantil, cuando llegaba la Cuaresma y por orden de Felipe II, se trasladaba todo el puterío al otro lado del río Tormes para evitar la ocasión de pecar contra la carne en estos momentos de ayuno y abstinencia.

El lunes de la octava de Pascua, el Padre Lucas o Padre Putas (un hombre del que yo no he leído que fuera cura, fraile o similar, aunque sí parece que ejercía como padre protector de las mancesbas ya que era  nombrado por ellas y aprobado por el concejo), acompañado por los estudiantes, acudía a Tejares a recoger a las mujeres, que debían confesarse y comulgar en Salamanca. Por su estado pecaminoso no podían atravesar el puente, no sería muy cristiano que cruzasen con gente que acababa de santificarse durante la Semana Santa, por lo que se trasladaban en barcas adornadas de ramas y hojas. (leer más)

Mientras ellas iban a purificarse a la Catedral Vieja, cumpliendo así con la Iglesia y sus mandatos de confesar y comulgar al menos una vez al año, por Pascua Florida, los salmantinos acompañaban al séquito y participaban en la fiesta, merendando con el típico hornazo salmantino. Podemos imaginar la alegría y la fiesta que preparaban los estudiantes que no reparaban en comida, bebida y bailes para celebrar la llegada en barcas de las alegres mujeres.

Hoy en día, no se echa a las prostitutas de la ciudad, pero se sigue celebrando la fiesta y los salmantinos, a la orilla del río, en sus casas, con sus amigos, con la familia, se comen su hornazo. Cualquier día, cualquier hora y cualquier sitio es bueno para comer hornazo, la verdad.

El Lunes de Aguas es una fiesta exclusiva de la ciudad de Salamanca. En la actualidad, se celebra en familia o en compañía de las amistades, que se reúnen para pasar una jornada campestre, en un clima de ociosidad, esparcimiento y diversión. A pesar de ser una fiesta de la capital salmantina, se celebra en toda la provincia sin excepción, juntándose familias y amigos en parques, montes, riberas o donde proceda en cada caso para merendar.

 

El hornazo


El Hornazo se come todo el año, pero especialmente, el lunes de la octava de Pascua, vamos EL LUNES DE AGUAS, ocho días despues del Domingo de Resurreción.
 
EL HORNAZO es de esas cosas que cuando uno nace en esta tierra, le gusta. Por supuesto siempre hay gente a quien no le gustará, también hay quien no le gusta el jamón serrano, o los huevos, o el queso, o el chocolate... pero digamos que es una cosa que nos gusta en general.
 
El hornazo es algo personal, cada familia, cada pueblo, cada horno, cada pastelería lo hace de una manera diferente. Los hay con huevo cocido, sin él, con trozos gordos de carnes o con laminillas de chorizo, la masa más gorda, más fina, más amarilla, más jugosa, más seca.... Nunca he probado dos hornazos iguales siendo los ingredientes los mismos.
 
El hornazo es un pan grueso y denso donde se disponen las tajadas de chorizo, lomo embuchado y fresco, jamón, salchichón y huevo cocido. Se hornea para que los jugos del producto del cerdo se mezclen con el pan. El resultado es un plato contundente y delicioso.
 
Realmente no puede considerarse como una empanada pues es más contundente y fuerte, la masa es de pan, más áspera y sabrosa.
 
Como en otras ocasiones, es mejor reproducir fragmentos del texto de la página del hornazo charro: Hornazo de Salamanca. Marca de Garantía
 
EL HORNAZO

Definirlo no es tarea sencilla. Se podría decir que es como una empanada de harina de trigo, rellena de productos típicos de Salamanca (lomo adobado, jamón y chorizo), de color dorado y adornado con una malla romboidal de la misma masa.
 
A pesar de los avances tecnológicos, hay fases del proceso de elaboración del HORNAZO DE SALAMANCA, como son la distribución del relleno, el cerrado del hornazo y su posterior engalanado que se realizan de forma manual, sin perder el arraigo de la tradición.
 
El HORNAZO DE SALAMANCA debe tener un porcentaje mínimo de relleno del 40% con respecto al total del peso del hornazo, garantizando así una gran jugosidad y una textura sublime.
 
Los componentes del relleno del HORNAZO DE SALAMANCA son el lomo adobado, chorizo, jamón o paleta y huevo duro, ingredientes que trasladan a nuestra boca todo el Sabor de una Tradición.
Presentación del HORNAZO DE SALAMANCA:  Los hornazos deben de tener forma rectangular o redonda con pesos comprendidos entre 500g. y 3 Kg.
 
 
 
Marca de Garantía

La andadura de la Marca de Garantía comenzó en el año 2002, con la creación de la Asociación Gastronómica de Productos Charros, donde un grupo de industrias de la provincia de Salamanca se unieron para proteger el HORNAZO DE SALAMANCA que se elaboraba en Salamanca tradicionalmente y poder diferenciarlo y distinguirlo de otros productos que se hacen llamar hornazos y se asemejaban más a una empanada.
 
Otro de los objetivos de la Asociación fue avivar el consumo del hornazos en Salamanca a lo largo de todo el año y no sólo durante el Lunes de Aguas y que este producto fuese conocido y consumido en el resto de España.
 
La Marca de Garantía HORNAZO DE SALAMANCA, reconocida oficialmente por la Junta de Castilla y León en el año 2004, promociona y fomenta la excelente calidad del HORNAZO DE SALAMANCA, evitando que el consumidor lo confunda con las bastas imitaciones de hornazo.
 
La Asociación como titular de la Marca de Garantía, es la responsable de que el HORNAZO DE SALAMANCA, cumpla con las condiciones de elaboración y características del producto, exigidas en su Reglamento de Uso, garantizando así la calidad de un producto de inmejorables cualidades.


 
Ahora, después de leer esto, sólo queda bajar a alguna pastelería, horno o panadería, comprar uno y disfrutarlo. Y los que estéis fuera, no olvidéis comprarlo en cuanto vuestros pies pisen suelo charro.