jueves, 14 de febrero de 2013

Casa de las Conchas (y parte segunda)

Situada en la c/ de la Compañía esquina con la Rúa Mayor, nos encontramos con la Casa de las Conchas de estilo gótico tardío con elementos renacentistas y mudéjares que fue construida en el s. XV y perteneció a don Rodrigo Maldonado de Talavera y Doña Juana de Pimentel.
 
El Patio Interior de la Casa de las Conchas es una maravilla, la mezcla de estilos y de elementos medievales, mudéjares y renacentistas le dan un toque señorial.
 
El patio se estructura en dos plantas. En la planta baja destacan los arcos mixtilíneos tan propios de Salamanca apoyados en pilares cuadrangulares también típicos del gótico local. En la parte superior, los arcos, en parte mixtilíneos, se apoyan sobre columnas de mármol blanco de Carrara que culminan en capiteles laureados. Los antepechos de los balcones aparecen decorados con motivos de panales y cestería de clara influencia mudéjar. Esta parte fue reformada en a finales del XV principios del XVI, tras la boda de D. Rodrigo y Dª Juana.
Finalmente el tejado está rematado por una crestería muy original formada por gárgolas y flores de lis. Tanto en la planta superior como inferior se repiten los blasones de ambas familias. En el centro del patio nos encontramos con un pozo artesanal típico de los Palacetes, que surtían a la casa del agua necesaria para su funcionamiento. Mención especial merece la vista de las Torres de la Clerecía que se tiene desde el patio de la casa.
La escalera para acceder al piso superior tiene tres tramos y se encuentra al fondo pero no frente al zaguán, siguiendo la tradición mediterránea (romana y musulmana) de preservar la intimidad del hogar a los curiosos. En el primer tramo vemos un perro que guarda y defiende la casa y, además, sujeta el escudo de los Pimentel. En el segundo tramo de la escalera hay un león que sostiene el escudo de los Maldonado y el tercero se abre con la unión de los blasones de los Pimentel y los Maldonado como símbolo, muestra y exposición pública de la alianza entre las dos familias.

Según subimos por la escalera, si miramos al techo nos encontramos con un magnífico artesonado compuesto por motivos hexagonales decorados con motivos vegetales rodeando un cuadrado policromado. Una verdadera maravilla.

Sobre la Casa de las Conchas circulan muchas leyendas.
 
Entre ellas, se cuenta que debajo de una de las conchas hay escondido un tesoro en onzas de oro, nada de extrañar pues era costumbre esconder onzas de oro entre los adobes y piedras en los tabiques de las casas para atraer la fortuna sobre la familia que la habitaba. Eso sí, si se levantaba un concha y no era ésa, caía una terrible maldición sobre el individuo y toda su familia.

Otra leyenda es que los propietarios del edificio escondieron sus joyas bajo una de las conchas de la fachada dejando documentado la cantidad escondida pero no la concha y quien quiera aventurarse a buscar ese tesoro debe aportar con anterioridad la cantidad estipulada como fianza. Si encuentra el tesoro se lo lleva y recupera su aportación, de lo contrario perderá el dinero dejado en prenda.

También cuentan que sobre el dintel de la puerta aparece el escudo de los Maldonado coronado por un cetro. Según la leyenda las lises fueron conseguidas por Aldana, un antepasado de los Maldonado, tras vencer en duelo al Duque de Normandía. El Rey de Francia, para evitar la muerte de su hijo le ofreció a cambio de su vida poder llevar en su escudo la flor de lis propia de la familia de los Borbones, y le dijo en francés "cette fleur de plat est maldonnée", algo así como que "Esta flor es mal donada..." Y Aldana, que no sabía nada de francés entendió que le otorgaba el nombre de "Maldonado" y a partir de ese momento cambió su apellido por el de Maldonado.
 
La vista de las Torres de la Clerecía desde el Patio de la Casa de las Conchas siempre es digno de ver. Pero el día que sacamos la foto, era una de esas mañanas, a punto de levantar la niebla y dejar paso a un cielo azul y un frío seco lo que le da a la Clerecía un toque muy singular en la foto.

No hace mucho una amiga nos contó que su sobrino de tres años les insistía para que le llevaran a la Casa de la Conchas, su madre, perpleja, le preguntó porqué y el enano le contestó que tenían que ir porque le habían dicho que debajo de una de las piedras había un montón de chuches. Seguro que le dijeron que había un tesoro y para él las chuches lo son. ¡Y bien grande!.
 

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