Situada en la Gran Vía salmantina, nos encontramos con lo que queda de la casa de Ramos del Manzano, conde de Francos, de estilo clasicista tardío construido en el s. XVII.
Originalmente, la casa se ubicaba en el nº 60 de la Gran Vía. Era una casa señorial como tantas otras de la ciudad. Pasó a ser propiedad de la Orden de las Siervas de San José. Se demolió el edificio pero se conservaron las galerías del patio interior y la escalera que fue a parar a la Casa de la Tierra.
Fue en 1977 cuando el Ayuntamiento de la ciudad y las religiosas llegaron a un acuerdo para mostrar los restos de la galería, que es lo que hoy puede verse en la Plaza de San Román.
Son 16 columnas de granito por planta, algunas no son originales, con una estructura adintelada que formaban parte de un total de 4 galerías, por lo que el tamaño de la casa debía ser considerable, teniendo en cuenta lo enorme que es este lateral.
Rodríquez del Manzano fue catedrático de la Universidad de Salamanca, Presidente del Consejo de Indias y de la Cruzada, jurisconsulto en el Congreso de la paz de los Pirineos en 1659 entre el rey francés Luis XIV y el rey español Felipe II. Fue enterrado en la capilla de San Julián bajo una estatua orante.
El legado de los Condes de Francos, que siempre han estado tan unidos a la historia de Salamanca ha sido depositado en el Archivo Histórico de la Ciudad por el actual Conde de Francos, para el disfrute y estudio de todo aquél que lo desee.
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