martes, 30 de octubre de 2012

La Cueva de Salamanca

Situada en la Cuesta de Carvajal nos encontramos con la Cueva de Salamanca.
 
La cueva de Salamanca
La Cueva de Salamanca
Muchas son las historias que se cuentan sobre este lugar. Se cree que la Cueva está levantada sobre un cementerio celta o sobre un templo dedicado al sol en la colina de San Isidro. Como era tradición en la época, se construyeron sobre tales ruinas paganas diferentes iglesias que fueron destruidas por los continuos asedios que sufría la zona. En el s. XII se construyó la Iglesia de San Cipriano o San Cebrián, santo patrón de los magos, cuyo culto fue traído por los legionarios.

Alrededor de la zona y de esa cueva, se forma una leyenda oscura, motivo por el cual Isabel la Católica la hizo tapiar, pero no evitó que la historia y la leyenda viajaran por Europa y llegaran a las Américas recién conquistadas.
 
En el s. XV se empezó a derrumbar y en el XVI se usaron sus sillares para construir la Catedral Nueva. Tras la destrucción total de la iglesia en el s. XVI, en 1580, terminó siendo el trastero de una carbonería. En los años 90 se realizaron numerosas excavaciones en el lugar, cuyos resultados están expuestos en las instalaciones de la Cueva. Junto a la entrada se instaló en 1993 un busto obra de Agustín Casillas, del insigne salmantino Enrique Torres Villarroel,  escritor, matemático, médico, hombre curioso y polifacético. El busto destaca sobre todo por la expresión enigmática de Torres Villarroel y la imagen de una lechuza en el anverso. Torres Villarroel estaba vinculado a la magia y publicaba cada año un almanaque con profecías, algunas de las cuales se llegaron a cumplir.
Torre del Marqués de Villena
Torre del Marqués de Villena
Actualmente pueden visitarse estos restos y la Torre de Villena, que está al fondo, que si bien no es de gran valor arquitectónico, se pueden disfrutar unas vistas estupendas de las Catedrales, San Esteban…

Cierto es que los estudiantes llegados a Salamanca pasaban más de 7 años dedicados a sus estudios. Algunos, aburridos de los estudios ortodoxos se juntaban para estudiar otras cosas que no se impartían en la Universidad y llegaron estudiantes y magos de toda Europa. Prueba de ello es que en la Divina comedia de Dante se habla de un personaje que se encuentra en el infierno. Este personaje llamado John Escoto, fue uno de los magos y adivinadores de más prestigio de Europa durante esta época y estuvo en Salamanca formándose en estas artes.
 
Se cuenta, que el demonio daba clases de Ciencias Ocultas, Nigromancia y adivinaciones a la luz de una vela incombustible a 7 estudiantes durante 7 años. Al finalizar este periodo de estudio, uno de ellos se quedaba allí como pago. En el s. XV, el marqués de Villena, que ni era marqués ni estudiante, dijo que le había tocado a él quedarse tras el sorteo, pero gracias a las artes aprendidas del mismo Lucifer, consiguió engañarle haciéndole creer que era invisible, cuando en verdad sólo se había escondido en una tinaja. Aprovecho el desconcierto del Maligno para salir a la calle y huir, aunque dejó allí su sombra para que no le delatase en la huida.
 
También se dice que en Salamanca hay una gran cueva, la de San Cipriano con 4 entradas, la Cueva de la Peña Celestina, la Cueva de la Peña de Hierro o de los Múchares, la cueva de la Peña Pobre donde se sitúa el convento de San Jerónimo y la cueva de Hierro en la Facultad de Farmacia.

Se cuentan historias del hombre sin sombra en las guerras de Flandes y por toda Europa, La fama de ciudad mágica se extendió por el mundo y así en Latinoamérica se llaman Salamancas a todas las cuevas dedicadas a cultos mágicos y salamanquesas a determinadas iguanas o reptiles con poderes mágicos.
 
Cervantes, con su popular entremés “La cueva de Salamanca” dará universalidad a este lugar y a esta leyenda que pervivía a través de los siglos. Tras la publicación, muchos viajeros se detenían a conocer aquel lugar que en tiempos había sido refugio de magos y quiromantes.
Estudiante -  La ciencia que aprendí en la Cueva de Salamanca, de donde yo soy natural, si se dejara usar sin miedo de la Santa Inquisición, yo sé que cenara y recenara a costa de mis herederos; y aun quizá no estoy muy fuera de usalla, siquiera por esta vez, donde la necesidad me fuerza y me disculpa; pero no sé yo si estas señoras serán tan secretas como yo lo he sido.
Pancracio  - No se cure dellas, amigo, sino haga lo que quisiere, que yo les haré que callen; y ya deseo en todo estremo ver alguna destas cosas que dicen que se aprenden en la Cueva de Salamanca.

Washington Irving en su narración "El Soldado encantado" incluida en Leyendas de la Alhambra dice:
La cueva de San Cipriano, en Salamanca, es un lugar del que muchos han oído hablar, pero cuyo emplazamiento exacto nadie puede afirmar con certeza cuál era. En tiempos remotos vivió en ella un astrólogo, versado en las artes de la quiromancia y que, al decir de las gentes, tenía profundos conocimientos de todo cuanto a plantas medicinales se refería. Pero, desde hace ya siglos, está cerrada sin que a nadie le preocupe demasiado dónde se encontraba en realidad. Los viejos del país, sin embargo, afirman que la entrada a esa cueva se hallaba donde hoy se encuentra la plazoleta del seminario Carvajal, cerca de la cruz de piedra que se eleva en el mismo centro. Y esa tradición la confirma en cierto modo la siguiente leyenda. Escuchadla:...”


También el escritor escocés Walter Scott se hizo eco de la cueva en uno de sus poemas "The Ride to Melrose" ( El paseo a Melrose):
A wizard of such dreaded fame               Un mago de fama temible tal
That when, in Salamanca's cave,             Que cuando, en la cueva de Salamanca
Him listed his magic wand to wave,        Él aparece con su varita mágica en ola
The bells would ring in Notre Dame.      Las campanas sonarían en Notre Dame.

 
Juan Ruiz de Alarcón escribió "La cueva de Salamanca" una comedia publicada originalmente en la Parte primera de las comedias de don Iuan Rvyz de Alarcón y Mendoza en 1628.
 Marques: La parlera fama allí
                 ha dicho que hay una cueva
                 encantada en Salamanca,
                 que mil prodigios encierra;
                 que una cabeza de bronce,
                 sobre una cátedra puesta,
                 la mágica sobrehumana
                 en humana voz enseña;
                 que entran algunos a oírla,
                 pero que de siete que entran
                 los seis vuelven a salir,
                 y el uno dentro se queda.
                 Yo, de esta ciencia curioso,
                 incitado de estas nuevas,
                 supe de la cueva el sitio
                 y partíme solo a verla.
                 La cueva está en esta casa,
                 si no mintieron las señas;
                 pero que verdad dijeron
                 muestra el hallaros en ella,
                 porque, si no es por encanto,
                 imposible es que cupieran
                 dos hombres que son tan grandes
                 en casa que es tan pequeña.

De cualquier manera siempre nos gusta oír historias y leyendas. Cierto es que en la oscuridad de la noche, con el sonido del aire en las hojas de los árboles que rodean la cueva uno se deja llevar por la leyenda y siente... algo...
 

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